viernes, 6 de septiembre de 2013

Reserva protegida de mariposas en mi estómago.

Ya te has puesto a pensar, Ana. ¿Qué te he dicho de hablar con desconocidos?
La verdad es que ya ni me (re)conozco.

Con más de cien billetes de autobús que guardé para empapelar los malos caminos que había tomado, y sigo andando en círculos para marearme antes del segundo café de las cinco.
¿Qué probabilidades hay de que un corazón se rompa en mil pedazos y siga dando guerra?
De oca a oca (más bien de pato en pato), y tira si te hace feliz.
Hay caminos en mi cara que no se pueden borrar, por que ya se sabe:
que sin agua no hay camino,
se hace camino al llorar.
O algo así.

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