domingo, 9 de febrero de 2014

Sun(rain)day.

Hoy es domingo, pero no quiero hablar de eso.
Quiero hablar de que últimamente todos los días parecen domingo. Los locos se vuelven cuerdos, y los cuerdos quieren volverse locos para justificar la apatía que sienten con el mundo. Suena tentador eso de volverse loco un domingo y amanecer envuelto en historias nocturnas un lunes.
Últimamente, en estos falsos domingos que no se acaban (pero que acaban conmigo), creo que las mantas ya no abrazan igual. Los pájaros se han ido y las flores se vuelven grises como el cielo. La música ya no besa igual.

En esta vida de domingos interminables, el tiempo pasa de largo sin saludar.
Aún sigo planteándome de manera seria una caída que no tenga fin. Para no hacerme daño al romperme contra el suelo. Sin moratones que cambien de color, ni ojos cerrándose al chocar.

Hoy es domingo, y llueve mal.